domingo, 24 de febrero de 2013


Ahí, en la cercanía del olvido
en la delgada línea entre estar jodido y estar más jodido
me quedo con la de los ojos grandes
con la que no puedo tener.
En ese hilo en dónde juego al equilibrista
espero caerme entre sus dos pechos
en el wonderland de los ejércitos de románticos invencibles
los que no se extinguen. 

martes, 5 de febrero de 2013


Llegué tarde  y sin reconocer lo nublado.
No olí el panteísmo, ni los árboles manchados con la plaga
tampoco me topé con tu cabello
pero me tropecé con el cabello de otra.
Tienes razón en pensar mal de mí
ya no me acuesto pensando en vos.

Voy a desligarme de ti
hasta que solo seas un recurso del lenguaje
hasta que no te sienta
ni te piense
ni te huela en la única almohada que me queda
ni me acuerde de tus pupilas mirando en dirección al techo
ni me acuerde de tu mala ortografía
ni de los andenes en donde no estuvimos
ni de los viajes que no hicimos
Voy a desligarme de ti
hasta que no me pregunte más en donde te encuentras y porque no me escribes.



Una vez, hace ya algún tiempo, amé.
Amé sin conocer la palabra.

                    
El manto sagrado que me cubre
es tú beso zurcido a mi labio.







domingo, 18 de diciembre de 2011

Dante



Tengo raíces cadavéricas deformes,
ocupadas por tornillos que se envisten,
desde el núcleo más recóndito,
hasta la punta de mi nariz.

“El infierno es la proximidad sin intimidad”
Olerte sin morderte y ser acuanauta sin navegarte los fluidos.
Besarte sin tocarte los bordes y beberte sin beberte.
Decir hola, exclamar otra cosa con los gestos y palparte los senos
desde dentro, hasta ocuparte por fuera las sonrisas
y observarte las manos que no han podido ocupar su trabajo primigenio:
Escarbarme las entrañas a partir de la línea que queda justo en medio de los labios.

sábado, 16 de abril de 2011

de como el único lunar que has nombrado, no me pertenece.

Es que el silencio de Suiza me perturba
en los días sidéreos.

Esos entre las horas donde las páginas
cambian de piel y se quedan en blanco
todo
por
ese
lunar
del
pasado
que
traes
pegado
en el
cuello.

Es que Suiza me perturba en los días solares.
Esos en donde las cráteres del corazón
terminan llenos de desierto.
Tan plácido acompañándote siempre
tan neutral,
tan sensual,
tan desposeído.

Yo que tanto le deseo,
adviértele que le contemplo
mientras te poseo el cuerpo
mientras te presumo toda mía
Excepto por ese lunar del pasado que traes pegado al cuello.